SEMANA SANTA SINGLE EN FRANCIA: ENTRE CASTILLOS Y VIÑEDOS

¡Bienvenidos a Francia! Nuestra aventura comienza en Nantes, una ciudad vibrante donde la historia se mezcla con la creatividad y la innovación.

A nuestra llegada, un guía de habla hispana nos dará la bienvenida y nos conducirá a una visita panorámica por sus rincones más emblemáticos. Admiraremos la Catedral de San Pedro y San Pablo, una joya del gótico con impresionantes bóvedas, y recorreremos el barrio medieval de Bouay, con sus calles adoquinadas y su animado ambiente. Nos sorprenderá el Passage Pommeraye, un elegante pasaje comercial del siglo XIX que aún conserva su encanto original.

En la Île de Nantes, descubriremos el lado más vanguardista de la ciudad, donde antiguas estructuras industriales conviven con sorprendentes intervenciones urbanas.

Tras la visita, disfrutaremos de un momento para almorzar y probar alguna especialidad local, como las galettes bretonnes o la famosa mantequilla salada de la región.

La tarde será perfecta para seguir explorando a nuestro ritmo. Podremos relajarnos en una de sus acogedoras cafeterías o visitar el Castillo de los Duques de Bretaña, una fortaleza que alberga el Museo de Historia de Nantes. Sus murallas, de acceso libre, ofrecen vistas panorámicas de la ciudad.

¡Una primera jornada inolvidable en esta joya del Loira Atlántico!

Tras un delicioso desayuno en el hotel, partiremos hacia Vannes, una ciudad de cuento rodeada por murallas medievales. Pasearemos por su casco antiguo, donde las calles adoquinadas y las casas con entramado de madera nos transportarán a otra época. Nos detendremos en su animado puerto, reflejo del espíritu marítimo de Bretaña.

A continuación, nos embarcaremos en un paseo en barco por el Golfo de Morbihan, una joya natural con paisajes espectaculares y una biodiversidad única. Durante la travesía, degustaremos ostras frescas, un auténtico manjar bretón que captura la esencia del mar. Al finalizar, seguiremos explorando Vannes y tendremos una pausa para el almuerzo. Será la oportunidad ideal para probar el kouign-amann, un pastel bretón irresistible con mantequilla y caramelo.

Tras el descanso, nos dirigiremos a Rochefort-en-Terre, uno de los pueblos más hermosos de Francia. Sus calles empedradas, adornadas con flores colgantes, crean un ambiente mágico. Descubriremos la iglesia Notre-Dame-de-la-Tronchaye y su castillo, mientras exploramos las tiendas de artesanía local.

Al caer la tarde, regresaremos a Nantes, donde tendremos tiempo para cenar y despedirnos del encanto de esta ciudad a nuestro propio ritmo.

Después del desayuno, pondremos rumbo a La Rochelle, una ciudad costera con un legado histórico fascinante. Nada más llegar, nos recibirá su Puerto Viejo, resguardado por las imponentes torres medievales de San Nicolás y de la Cadena, testigos del pasado marinero de la región. Más adelante, recorreremos su casco antiguo, donde descubriremos elegantes arcadas, casas renacentistas y un animado mercado local que refleja la esencia marítima de la ciudad.

Durante la hora del almuerzo tendrás la oportunidad de porbar los platos recomendados; entre ellos se encuentran los moules marinières, mejillones cocinados en salsa de vino blanco, o una tarta de mariscos, un auténtico festín de sabores frescos del Atlántico.

Posteriormente, emprenderemos camino hacia Burdeos, una ciudad llena de arte y elegancia. Una vez allí, realizaremos una visita panorámica junto a un guía local para admirar algunos de sus monumentos más emblemáticos. Nos maravillaremos con la Catedral de San Andrés, una obra maestra del gótico, y el Gran Teatro, símbolo del esplendor arquitectónico de la ciudad. También nos detendremos en la Place de la Bourse, donde su famoso Espejo de Agua crea una ilusión óptica única al reflejar el cielo y los edificios circundantes.

Al finalizar el día, disfrutaremos de la cena, una excelente oportunidad para degustar la refinada gastronomía bordelesa. Entre las opciones más tradicionales destacan el entrecôte à la bordelaise, cocinado con vino tinto de la región, o una deliciosa tarta de ciruelas.

Con el desayuno disfrutado, dispondremos de la mañana libre para seguir explorando Burdeos a nuestro propio ritmo. Esta ciudad, reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, nos ofrece un sinfín de posibilidades para despedirnos de ella con el mejor sabor de boca.

Quienes deseen conocer más sobre su tradición vinícola podrán visitar el Museo del Vino y el Comercio, donde descubrirán la histórica relación de Burdeos con el mundo del vino. Otra opción interesante es recorrer el Mercado de Capucins, un lugar vibrante donde se pueden degustar productos locales y sentir el pulso auténtico de la ciudad. Para quienes prefieran un plan más relajado, el Jardín Público es un rincón perfecto para desconectar en un entorno natural. También será una buena oportunidad para pasear por el barrio de Saint-Pierre, con sus calles adoquinadas y su encanto histórico.

A la hora establecida, nos prepararemos para el regreso a España. Nos dirigiremos al aeropuerto con la maleta llena de recuerdos de este fascinante viaje por Bretaña y Aquitania.

¡Hasta la próxima aventura!